Paseo desde casa para subir a la Plana de Zaragoza por el Camino de los Labrados (por el lado de Botorrita) con la intención de bajar por un sendero hacia Lugar Viejo, que son unas ruinas musulmanas por las que solía acampar de jóven. Quería aprovechar para volver a pasar por el Barranco de Vallovera pero terminando de bajar no pude esquivar una gran piedra y di una vuelta de campana. Me rompí la muñeca (concretamente la epífisis del radio por hundimiento) y el teléfono quedó perjudicado pero funcional. La rueda trasera quedó pinchada, no sé si por rodar sobre matojos o por un llantazo con la piedra que me hizo caer, pero el caso es que no era utilizable y no tenía capacidad para repararla con una mano (con dos ya cuesta). Anduve desde casi las 2 hasta pasadas las 6:30 con la mano izquierda sobre el pecho y la derecha empujando y guiando a Gloria. Acabé entumecido, con agujetas y una casi-herida en un dedo del pie porque creo que llevaba algo dentro de la zapatilla, que no me habría podido calzar si me la hubiese quitado. Debo confesar que una furgoneta paró al verme y el conductor insistió en llevarme cuando llevaba hora y media de caminata, pero si hubiese aceptado ayuda no habría sido yo: me habría sentido vencido por las circunstancias. Ya hice auto-stop hace unos meses por otro problema con Gloria, y no es cuestión de abusar de la gente. En el apartado de fauna, nada especial: una docena de conejitos. Ahora toca esperar al menos 6 semanas hasta que pueda volver para completar el recorrido.