Este día hacía viento, así que me cogí el tren de cercanías a Casetas de forma que me ahorraba unos kilómetros para compensar. De Casetas fui hacia el Puente de Clavería que ya conocía, para volver por La Frondosa que también me era familiar. Recuerdo con cariño los alrededores de Montolar porque me sentía cerca de la ciudad, pero no se veía nada urbano cerca. Y no, no estaba cerca, pero me lo parecía por haberme acercado unos kilómetros con el tren.